septiembre 01, 2008

Sufur de la India (II): Pune memories

Habíamos quedado en que esto no sería un diario de viajes, ¿no? Pues bien: mentí. Al menos, un poquito. A continuación, la adaptación de unos fragmentos de un email que envié a un amigo unos diez días después de aterrizar en Mumbai:

Querido amigo:

Por fin saco un rato para escribirte con un poco de calma. Parece mentira, porque al fin y al cabo solo tenemos cuatro horas de charlas al día, y ni siquiera voy a todas ellas, pero entre unas cosas y otras siempre acabo la jornada sin haber podido escribir un rato. En concreto, en la frase anterior "unas cosas" quiere decir "trabajar" y "otras" quiere decir "calarme hasta los huesos". Caramba con el monzón.

La IUCAA (pronúnciese "ayuca") es un centro de investigación que creció (casi literalmente) alrededor de Jayant Narlikar en el seno del campus de la Universidad de Pune: una isla de silencio, formas rectilíneas y pequeños jardines geométricos en mitad de un bosquecillo que la aísla del maremágnum de ruido, polución, tráfico y detritos de Pune (y una isla de creyentes en la Teoría del Estado Estacionario en medio de un mar de ortodoxia a favor del Big Bang). Al llegar me sentí desfallecer ante la aparente cutrez de las habitaciones de la residencia: camas duras, ninguna comodidad occidental y falta de agua corriente durante veintidos horas al día. Luego me he ido dando cuenta de lo especial y privilegiado que es estar en un sitio así en un país donde la mayor parte de la gente sigue viviendo en chabolas de uralita y bebiendo agua de charcos.
Todo está diseñado en la IUCAA para motivar el recogimiento laboral: aparte de las salas de seminarios, una cantina para no tener que salir a comer fuera y una estupenda biblioteca con aire acondicionado donde me paso las horas preparando mi charla del sábado y terminando de escribir un artículo que quiero enviar a publicar antes del fin de semana. Eso me consume la mayor parte de las horas del día. Día que empieza normalmente a las siete de la mañana (tres y media en España) y suele acabar en torno a las once (siete y media de la tarde).

Mis compañeros son variados, la mayor parte indios (mi compañero de habitación entre ellos) pero también unos cuantos occidentales: otros dos españoles, una argentina, un brasileño, varios franceses, un belga y un holandés. Ya me conoces: me relaciono poco con todos ellos, incluso con el holandés que está bastante bueno (especialmente poco con él: me intimidan los hombres guapos). Entre los lecturers hay varios conocidos, y todos ellos salvo uno me caen fatal. El que no me cae fatal, simplemente me resulta indiferente... Vaya plan, como ves continúo con mi sociopatía profesional aguda.

Hemos hecho tres excursiones durante estos días, una oficialmente programada el sábado pasado y dos por nuestra cuenta. La organizada fue una puta mierda: un trekking a un fuerte de la época de Chhatrapati Shivaji en lo alto de una montaña, que podría haber sido una pasada si no hubiera estado lloviendo a raudales, modalidad monzón (no ver nada a diez pasos de tus narices), durante todo el rato: acabé mojado hasta la rabadilla, pasé un frío espantoso y milagro será que no acabe con una pulmonía triple (por lo menos)... En fin: un asco de viaje al que lamenté haberme apuntado (al "desmesurado" precio de 200 rupias, unos tres euros) desde el principio. Hasta los monos estaban tristes ese día.


Las otras dos fueron mejores: una a Mumbai el martes pasado y otra a las cuevas de Ellora y Ajanta (ambas Patrimonio de la Humanidad) el domingo y lunes (tuvimos que pasar noche en Ellora). Mumbai, parafraseando a la guía Lonely Planet, es una ciudad que se puede fabricar con la siguiente receta: póngase una parte de Hollywood, seis partes de tráfico, un manojo de mansiones de millonarios, remover con media docena de reliquias coloniales (úsense de las grandes), echar por encima seis o siete tazas llenas de pobreza, espolvoréese con una pizca de restaurantes y bares de moda, remover con el más absoluto caos, un puñado de hinduismo, un chorrito de Islam, échese todo en una batidora (con dosis a gusto de polución) y sírvase bien caliente. Lástima que solo tuviéramos unas pocas horas para visitar unos pocos de los sitios más señalados.


Sitios como el centro colonial de la antigua Bombay, todo grandioso y decadente, o los mil templos -como el de Mahalaxmi, que visitamos un poco al tuntún y en el que mi jefe se metió sin darse cuenta hasta el mismo sanctasanctórum, prohibido a los no hindúes- o los ajetreadísimos Dhobi Ghats, lavanderías tradicionales al aire libre donde la suciedad de la ropa se elimina a porrazo limpio:


Las cuevas de Ellora y Ajanta, por su parte, son prodigiosos templos budistas, hinduístas y jainistas excavados a lo largo de siglos en las laderas de sendas montañas (clic para agrandar las fotos, of course), de una riqueza arquitectónica increíble y que quita el hipo. Sólo por visitarlas merece la pena el viaje a la India...


Para estos viajes hemos alquilado un coche con conductor incluído (no hay cristiano que conduzca en medio de un caos de tráfico como éste), al precio de nueve rupias (céntimo y medio) por kilómetro de viaje, más peajes. Combustible incluído: un chollo. Las dos veces nos tocó el mismo conductor, un muchacho llamado Amid que habla inglés con una de esas pronunciaciones ortogonales con la española: ¡complicado entendernos con él!
En Ajanta y Ellora me he dado cuenta de algo sorprendente: la atracción turística soy yo. ¡Me ha ocurrido varias veces que la gente se ha acercado a mí para hacerse fotos conmigo! Hay algo en mi figura calva, blancuzca y fofa que resulta exótico para los indios. Ayer una mujer me puso en brazos a su hijo de un año para sacarme una foto con el móvil... no sé quién estaba más incómodo en la situación: el niño o yo.

Y poco a poco se acerca el día de mi charla, y como siempre me voy poniendo histérico. Quieran Shiva, su señora Parvati y el bondadoso Ganesh ayudarme en este duro trance...

7 comentarios:

gaysinley dijo...

Jo que chulo, ves cada vez tengo más ganas de ir, como te decía... a ver si organizan un viajecito para el próximo verano en la asociación de yoga.

Me encantan las fotos, que contraste de vida!. Por cierto, me han dicho que la mirada de los indios son de las más atractivas y profundas que hay...¿? y yo sólo me he cruzado con 4 en mi vida.

No me digas que con el niño en brazos no te salió la vena paternal, a mi se me desarrolló ya hace mucho tiempo pero de momento no ha surgido la ocasión adecuada... pero espero que algún día pueda llevarla a cabo... o sino siempre queda la adopción.

Un abrazote. Alber

Anónimo dijo...

Pues por más que miro... No, a mí no me enviaste ese mail (a Shiva gracias!). Pero va a ser verdad eso de que se te acercaba todo el mundo para que te hicieras fotos... Va a ser por la combinación de pelo (escaso) y anteojos (poco visibles).

Y sigue usando esto como blog de viajes. Mola un montón conocer el mundo gracias a ti!

Sufur dijo...

¡Hola! No veáis cómo me alegran estas visitas :-)

GSL: tengo en mente todo un post dedicado a la mirada de los indios... ¡en pocos días, en tu pantalla!

Robin: es lo que tiene ser un sex-symbol de difícil clasificación... digo yo, porque si no, no me lo explico.

BIRA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
BIRA dijo...

Qué pasada de viaje! He leído las dos partes del viaje (hay más??) y creo que a pesar del trabajo, de las conferencias, de los conferenciantes a los que no soportas y todo lo demás, ha debido ser genial. Las fotos son buenísimas. Y en cuanto a lo que porqué se las quieren hacer contigo... está claro: desprendes buen karma!

Seguiré atenta a próximas entregas!

Salu2

Thiago dijo...

Ola,

He caído en tu blog desde el de Nils y me parece muy interesante. Un viaje impresionante, una experiencia vital increíble. Es curioso lo de que les resultes raro, realmente pareces un monje, si te pusieras una túnica azafrán ya estaba.... o esos son el Tibet?

Bueno, un saludo y hasta otro día.

@ELBLOGDERIPLEY dijo...

¡Hola! Jo, qué pasada de viaje y experiencia...He caído en el capítulo II y me lo he empezado a leer sin leer el I, pero ahora lo leeré...Me fascinan las fotos de los templos, y me fascinaría verlos, así como la antigua Bombay...La verdad es que a mí si me pusieran un niño en los brazos, también me daría apuro, pero claro, tampoco lo vas a tirar, jejejej:-). Qué bonito viaje, la verdad.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin

Adoradores