Un viernes por la mañana. Las primeras luces del alba se filtran perezosamente entre las rendijas de la persiana de nuestro dormitorio, abro un ojillo legañoso y vislumbro a mi lado la silueta del osezno en plena hibernación.
Una duda anida en mi alma.
Sutilmente me despachurro contra él, le agarro la cabeza y le abro los ojos. "Osezno de mis entretelas", le digo clavando en su pupila mi pupila que no es azul, "tengo que hacerte una pregunta". "Dime", me responde él, conturbado.
Hago una pausa dramática y por fin le interrogo: "¿Cuál es tu onomatopeya favorita?". "Déjame dormir, tarado", me responde él.
Pero su respuesta no me satisface. "Déjame dormir" no es ninguna onomatopeya. Tampoco lo es "tarado". O bien el osezno no conoce en profundidad los recursos estilísticos de la lengua, o por algún motivo no me ha querido responder. Me inclino por esta última opción. ¿Por qué me estará ocultando tan vital información?
Los dramas de vivir en pareja...
Una duda anida en mi alma.
Sutilmente me despachurro contra él, le agarro la cabeza y le abro los ojos. "Osezno de mis entretelas", le digo clavando en su pupila mi pupila que no es azul, "tengo que hacerte una pregunta". "Dime", me responde él, conturbado.
Hago una pausa dramática y por fin le interrogo: "¿Cuál es tu onomatopeya favorita?". "Déjame dormir, tarado", me responde él.
Pero su respuesta no me satisface. "Déjame dormir" no es ninguna onomatopeya. Tampoco lo es "tarado". O bien el osezno no conoce en profundidad los recursos estilísticos de la lengua, o por algún motivo no me ha querido responder. Me inclino por esta última opción. ¿Por qué me estará ocultando tan vital información?
Los dramas de vivir en pareja...
6 comentarios:
Creo que en un momento como ese, el osezno fue muy sensato al no contestar directamente tu pregunta, y no por desconocimiento del término.
No sé cuál será su onomatopeya preferida, pero seguro que brrr es lo mínimo que yo hubiese respondido en un momento así. Y, dependiendo de la ensoñación que estuviese pasando por mi cabeza al ser despertado por tan filosófica cuestión, podría ir seguida de un catacroc resonando "onomatopéyicamente" en tu cocorota. Quizá luego me arrepintiese de haber dado una respuesta tan a la ligera a tan grave y profundo planteamiento existencial, sobre todo porque quizá ya fuese imposible conseguir el mismo modelo de lamparita para la mesilla y habría que andar buscando otra a juego con el resto de enseres de la habitación.
Así que tienes suerte de que sea el Osezno con quien compartes lecho y no un servidor.
Qué bonito ^^
Zigzag.
Que santo varón tienes a tu lado.
Que paciencia más infinita.
A mí me hacen eso por la mañana y el mordisco a la yugular no se lo quita nadie. Y si sobrevive, pido el divorcio, ¡hala!
Apoyo las mociones de Johny y Star. Me despiertas con esa pregunta y lo mínimo que hago es pegar un berrido, antes de darme la vuelta en la cama.
La mía es cacarear.
Qué gracioso momentazo, la verdad es que era una pregunta muy trascendental. Yo conozco a un chico que hace años hablaba con onomatopeyas todo el tiempo: Y cuando vi al perro que me perseguía "guau,guu,guau" eché a correr como un cohete "Fiunnnnnnnn" y al final me caí en el barro "trassssss" (es un absurdo ejemplo pero creo que se entiende); la verdad es que era curioso escucharle jeje...quizás nos estaba vacilando a todos. Silneica
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