Tras un septiembre y un comienzo de octubre de sol y buenas temperaturas que han dejado a julio y agosto a la altura del betún, el frío y la lluvia han llegado por fin a Santander. Y digo "por fin", sin que sirva de precedente, porque por una vez tenía ganas de que llegara un fin de semana de mal tiempo para poder acurrucarme tranquilamente en el calor del hogar.
Del párrafo anterior podría deducirse que me he pasado el sábado yendo de la cama al sofá y del sofá a la cama. Nada más lejos de la verdad. Estoy en la fase activa de mi ciclo maniaco-depresivo y en estas circunstancias lo que más me gusta es madrugar el sábado para sentir que tengo todo el fin de semana por delante. A las siete de la mañana estaba en pie.
Me pasé toda la mañana cocinando. El secreto de un buen ragù –lo que en España se ha llamado toda la vida salsa boloñesa– es mantener la salsa al fuego lento y removiendo suavemente durante un mínimo de tres o cuatro horas; yo jamás pretenderé ser capaz de cocinar un buen ragù, pero al menos espero llegar a uno aceptable. Aún teníamos algunos tomates de la huerta del señor padre del osezno, pero a cambio no nos quedaba apio: tendría que improvisar. Al final, tras tres horas y cuarto, conseguí mi objetivo –un ragù aceptable–, y ese fue el primer triunfo de la jornada. La pasta elegida fueron unos pici que había conseguido en una tienda para gourmets donde importan productos toscanos. Eso sí, en vez del sangiovese de rigor nos ventilamos un Rioja la mar de rico, faltaría más.
Del párrafo anterior podría deducirse que me he pasado el sábado yendo de la cama al sofá y del sofá a la cama. Nada más lejos de la verdad. Estoy en la fase activa de mi ciclo maniaco-depresivo y en estas circunstancias lo que más me gusta es madrugar el sábado para sentir que tengo todo el fin de semana por delante. A las siete de la mañana estaba en pie.
Me pasé toda la mañana cocinando. El secreto de un buen ragù –lo que en España se ha llamado toda la vida salsa boloñesa– es mantener la salsa al fuego lento y removiendo suavemente durante un mínimo de tres o cuatro horas; yo jamás pretenderé ser capaz de cocinar un buen ragù, pero al menos espero llegar a uno aceptable. Aún teníamos algunos tomates de la huerta del señor padre del osezno, pero a cambio no nos quedaba apio: tendría que improvisar. Al final, tras tres horas y cuarto, conseguí mi objetivo –un ragù aceptable–, y ese fue el primer triunfo de la jornada. La pasta elegida fueron unos pici que había conseguido en una tienda para gourmets donde importan productos toscanos. Eso sí, en vez del sangiovese de rigor nos ventilamos un Rioja la mar de rico, faltaría más.
Mientras el osezno dormitaba su bendita siesta, yo terminé por fin de organizar y arreglar mis fotos del viaje de agosto a Grecia. Eran más de dos mil fotos y algunas me gustan bastante, lo que constituye el segundo triunfo del día.
Animado por lo bien que iba todo y aún en fase de hiperactividad, decidí ir al gimnasio. Total, iba a tener que salir de casa de todas formas: había que comprar pan si queríamos cenar la Torta del Casar que nos habían regalado. Como todos los sábados, había poca gente en el gimnasio. Me saludó el Osazo, un tío joven, bastante guapo, grande y peludo con el cual había cruzado miradas en alguna ocasión y sobre el cual tenía la firme sospecha de que podría pertenecer al Gremio. Pues bien: ya no es una sospecha. Tras un escrutinio mutuo en las duchas de varios GeV de intensidad me escabullí con mi habitual cobardía, me vestí rápidamente, salí del gimnasio y me fui a la panadería del súper. A la salida estaba esperándome el Osazo.
- Hola, me llamo Osazo, ¿y tú?Reconozco que mi parte de la conversación fue tirando a patética. Pero qué podía esperarse: ligar con un tiarrón en el gimnasio es una cosa que suele me ocurrir con un cierta frecuencia. Concretamente, frecuencia cero (el Tirillas no cuenta, porque no me gusta). Lo raro es que no me diera un síncope allí mismo. Pero en cualquier caso, por muy ridículo que haya sido todo, el subidón para la autoestima fue considerable. Y ese fue el tercer triunfo del día.
- Encantado, yo soy Sufur, de los Sufúrez de toda la vida.
- ¿Vienes mucho por el gimnasio, no?
- Cuando puedo, sí.
- Así que vives por aquí cerca...
- Sí, por ahí cerca.
- ¿Vives solo?
- Eehhh... pues no... vivo con mi pareja.
- Pues vaya. Eso tiene poca escapatoria, ¿no?
- Uh, eh... Algo de eso se ha comentado, sí.
- Bueno, pues ya nos vemos, ¿ok?
- Errr... chau
¿Me estaré amariconando?
15 comentarios:
Y uno en la primera fase del señor Creosota. Que envidia de hiperactividad...
el de tirantes está para hacerle de todo varias veces!
por cierto, tres triunfos en un día no es como para celebrarlo con un domingo de no hacer nada?
No mienta que esas cosas le pasan más a menudo de lo que dice... Jail mediante :p.
¡Cómo me gustan las camisetas marcapezones cuando las llevan maromos que los marcan bien! Eso me pone a mil. (Fase confesora).
Estaría bien que Sufur compartiera sus recetas... (Fase comilona).
Te quejabas de ligar con un tirillas y ahora que te ligas al chulazo del gimnasio te sigues quejando. ¡Quejica! (Fase recriminadora).
¡¡qué miedo!! A eso de amariconarse... ¿no?
Me encantó porque yo nunca ligo en el gimnasio. Pero últimamente muchos caballeros que sé heterosexuales - por haberlos visto en la ciudad con sus mujeres respectivas- me tiran frases inequívocas que no sé cómo interpretar del sofocón que me da.
Extraño período.
creo q tengo q ir a Grecia
Y el domingo fue en la misma linea?
Por cierto, que yo creia que el ragu era
algo mas generico: guiso de carne a fuego
lento hasta el aburrimiento, ora con una
salsa, ora con otra... esto es, que la
salsa boloñesa es un tipo de ragu
P.
Si si, hiperactividad, señor Starfighter, pero al final las tropecientasmil calorías de la pasta van todas al mismo sitio!
El domingo fue mucho más relajado, Nils
En los bares daneses, puede, señor Hm, pero en el gimnasio... ¡la primera vez!
Rickisimus: qué clase de español sería si no me quejara por todo :-)
La receta entera es un poco larga para compartirla, pero básicamente se dora cebolla y apio en una mezcla hipercalórica de aceite y mantequilla, se añade una zanahoria picada fina, se deja al fuego hasta que se pone doradito, luego se añade la carne (idealmente, una mezcla de panceta y ternera), cuando empezando a ponerse marrón se añade vino, se deja que se evapore todo el líquido, luego se echa un poco de leche y/o nata (más calorías), se sazona con sal, pimienta y nuez moscada, se deja un rato, luego se añade el tomate sin piel ni pepitas, y se va cocinando a fuego muy lento entre tres y cinco horas... tela marinera. ¡Pero queda muy rico!
Creo que lo del amariconamiento es una batalla perdidísima, 2Soles :-)
Extraño a la par que divertido, Eleuterio... con esos brazos que te gastas, no me extraña que te lancen frases inequívocas :-)
Grecia es un must, Leo
Anónimo de mis entretelas: en efecto, un ragù es de forma genérica un guiso de carne en sus propios jugos. Pero si vas a Italia y pides un ragù a secas, todo el mundo entiende que se trata de un ragù alla bolognesa. Los demás siempre llevan apellidos: ragù di cinghiale, el ragù napoletano, el ragù alla lepre... ñam ñam
Ya era hora que hubiera carne abundante por aquí, y no me refiero a la boloñesa...
Lo del gimnasio no pasa nunca y cuando pasa siempre estás emparejado...Grrrrrr.
Un sábado perfecto oiga.
jaja que morbo, cari... te habrás sentido como la Pataky en una carcel de hombres salidos, jaaj Y tus contestaciones un poco tristes, si, pero quien puede ser coherente cuando te están esperando fuera tan descaradamente, jaaj
Y ya tiene mertido poner en orden dos mil fotos, es para morirse, jajaa. Muy bonitas por cierto. Eso sí,yo pensaba que el ragú era otra cosa, pensaba más en lo que se llama "carne en pelotón" de toda la vida, que en una boloñesa, pero vamos tu sabes más que yo que me eres mas viajao, jaja
Bezos
A mí alguien se me tira haciéndome un ragú de esos cinco horas y tiene mi amor eterrrrrrno.
Ay, oma! El Rubio! Y ay oma el osazo! Que buena historia mientras estoy en el Gym! Yo atraigo niños :-( aunque están muy bien, huahua!
Me gustó la pamela azul... con su camisita y su canesú.
Enhorabuena.. que esas cosas dan mucho gusto, aunque luego no fructifiquen.
Y los griegos.. bueno, pues eso.
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