Propósitos para el año nuevo

Pasada la Nochevieja -al menos para mi-, es el momento de hacer la clásica lista de buenos propósitos para el año nuevo. Hacer esa lista es una idea magnífica que sirve para fingir, ante nosotros mismos y sobre todo ante los demás, que somos buenas personas y que queremos mejorar.

Mis listas de buenos propósitos solían incluir los ítems habituales en estos casos: apuntarme a clases de algún idioma, perder algunos kilos de más, pasar más tiempo con mi familia, etcétera. Hasta que me di cuenta de que era una pérdida de tiempo y una fuente continua de frustraciones por ser totalmente incapaz de cumplir absolutamente nada de esa lista. Afrontémoslo: soy un tipo vago, las leyes inexorables de la genética mandan que cada año esté más gordo y tengo el mismo nivel de sociabilidad que un cáctus de plástico. Soy la clase de persona que jamás dejaría de fumar si alguna vez empezara a hacerlo.

"No", me dije a mí mismo hace algunos años, "tienes que ser más realista en tus objetivos". Y en eso estoy: he aquí una pequeña lista de buenos propósitos fácilmente asequibles para una piltrafa humana como yo.

1. No invadiré Polonia, ni siquiera después de haber escuchado óperas de Wagner.


2. No usaré mis encantos para seducir a François Sagat, hacer que se enamore locamente de mí y después romperle el corazón. Y lo mismo con Bryan Thomas.


3. No me casaré con la Duquesa de Alba.
   


4. No contaminaré con mi coche, porque ni tengo ni me lo pienso comprar.
   


5. No me iré a vivir a Chattanooga, Tennessee.


6. Respetaré las leyes de la Termodinámica y de la Gravitación Universal.


7. Besaré más.


8. No votaré al PP en las elecciones europeas.
   

Y nada más, porque no creo en las listas largas. Bueno, creer sí que creo. Es que no me gustan. Sed buenos...