septiembre 05, 2013

Las cinco octavas

Antes de nada, tengo que pedir disculpas anticipadas a mis gurús operísticos, los señores Eleuterio y Pasaelmocho, por la cantidad de tonterías que puede que diga a continuación. Yo de canto sé tanto como un yogur caducado sabe de macroeconomía: para mí, cantar es una de esas cosas que algunas personas hacen en la ducha, como mear o meneársela, normalmente bien lejos de mí. Para un servidor, una octava es cada una de las ocho porciones en las que se divide la pizza a la hora de repartirla y tesitura es una circunstancia en la que se halla uno. Digo esto para dejar bien claro que a) soy un ignorante como la copa de un pino y b) la culpa de casi todo lo que viene a continuación la tiene la wikipedia.

Dicho esto, me meto manos a la obra afirmando que dos de las voces más extraordinarias, ricas y frikis del siglo XX fueron las de Yma Sumac e Ivan Rebroff. Yma Sumac es algo así como la diva oficial de este blog, una vieja gloria de la moda exótica de los años 50 que se vio envuelta en una descacharrante leyenda tan excesiva y ridícula que impidió que se la tomara todo lo en serio que su voz hubiera merecido. Dicha voz sostiene, hasta donde yo sé, el récord en grabación de número de octavas emitidas por un solo humano. Además, por lo visto era capaz de cantar con una especie de "doble voz" bastante desconcertante. El siguiente vídeo es un ejemplo perfecto de ambas caras de su carrera: la extraordinaria riqueza de su voz, digna rival por si misma de un estudio de grabación de efectos especiales sonoros, y lo estrafalario de su imagen pública:



El otro ejemplo de voz sorprendente y vida estrambótica lo tenemos en el menos conocido Ivan Rebroff: un alemán que se fingía ruso para tener éxito en Grecia, donde vivía, y que grabó numerosos álbumes de ópera de ínfima calidad a pesar de no tener formación operística (en realidad era un cantante folk con obsesión por aparentar). Pese a todo, su voz abarcaba desde el bajo profundo a la coloratura de soprano. Este otro vídeo muestra todo el recorrido, especialmente al final de la grabación que es cuando estallan los fuegos artificiales:



¿Y por qué hablo hoy de todo esto, con la que está a punto de caer en Siria? Pues precisamente por eso, claro está.


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