diciembre 17, 2008

Oversexed blog

En una de sus escasas visitas a mi blog, mi compañero (y sin embargo amigo) P se topó con esta entrada. Basándose en esa información y en otros picoteos pasados, me hizo el siguiente comentario: "creo que deberías dejarte de tonterías y pasar a llamar a tu blog directamente me-gustan-las-pollas.com".

No me molestó. P y yo mantenemos una sana relación de amistad basada en el sarcasmo y, dado que ninguno de los dos ha empezado todavía a mentar a la madre del otro, todo va como la seda en nuestro despacho.

Sin embargo, es cierto que en mi blog de vez en cuando hay fotos de chulos, se habla de culos y pollas, se mentan prácticas sexuales de diversa índole, se abusa de los links con sorpresa (sólo superados por los de Nils) y se hace apología prácticas de indudable carácter lúdico pero cuya moralidad es discutida por muchos. No es menos cierto que más a menudo aún se habla de cosas tales como el arte, la literatura, la religión, las matemáticas, la economía, los viajes, la música e incluso destapo mis delicadísimos sentimientos. Pero al final pasa lo que pasa y la gente se queda con la parte tórrida del asunto.

Pues bien. Aunque no le debo explicaciones a nadie, y menos aún en un blog, me apetece dejar por escrito unas cuantas reflexiones especialmente dedicadas a P y al resto de los escasos pero apreciadísimos varones heterosexuales que leen estas páginas de cuando en cuando. Y lo hago porque este tema tiene, como espero que se vea al final de esta entrada, cierto parentesco con otra observación típicamente "hetera" que he oído muy a menudo: la consabida de cuál es el sentido de esas cosas tan estrafalarias que son el orgullo y la visibilidad gay.

También lo hago porque me encanta explicarme. Que quede claro que lo que viene a continuación no pretende ser algo extrapolable a todos los gays, sino que sólo se refiere a mí mismo. Aunque sospecho que bastantes otros homosexuales podrán verse reflejados en parte de lo que diré, proclamo que mis circunstancias y motivos son únicos, personales e intrasferibles.



Pero antes, una anécdota. Hace algunos años, cuando mi vena activista era más fuerte y frecuentaba regularmente las reuniones de la asociación GLBT local, mantuve un pequeño debate con uno de los miembros de la asamblea. Estábamos preparando unos calendarios de la asociación para repartir en una mesa informativa, y yo me quejé porque en él salía una foto artística de un tío en bolas. Opinaba que podía perjudicarnos que se asociara a nuestra asociación una imagen frívola de personas obsesionadas con el sexo. Mi interlocutor me miró y me dijo: "pero es que nuestra asociación va sobre sexo. Lo único en común que tenemos todas las personas que estamos en esta sala es una cosa, nuestra orientación sexual. ¿Qué quieres que pongamos en el calendario, un grabado de entomología?".

El comentario tenía su miga.

Vayamos por partes.

Primero. Empecemos por un mito popular, según el cual los hombres piensan en sexo, en promedio, una vez cada seis segundos. Otros dicen que tres veces por minuto. Ambas afirmaciones me parecen un poco exageradas, pero es verdad que los hombres, por el motivo que sea, parece que dedicamos bastante tiempo a pensar en ello. Eso es lo que voy a llamar el "nivel base" de salidez masculina. Soy un hombre físicamente sano y fruto de esta cultura en concreto y por lo tanto parto de ese nivel base. Me gusta el sexo. Me gustan los hombres. El cuerpo masculino me parece muy bello. El sexo me parece algo agradable, divertido, estimulante y que incrementa mi nivel de felicidad. Ya solo por esto tengo razones suficientes como para poner todo el contenido sexual que quiera en mi blog y la discusión podría perfectamente terminar en este punto.


Segundo. Pero ya que estamos, pasemos al siguiente nivel. Los psicólogos saben que dos de los pilares que forman la identidad son lo que yo llamo (seguro que los nombres técnicos son otros) el "sentimiento de pertenencia" y el "sentimiento de oposición". El primero nos define en relación a los grupos a los que pertenecemos y el segundo nos define en relación a las cosas con las que nos diferenciamos. De hecho, la definición más perogrullesca y al mismo tiempo operativa del "yo" es "todo aquello que no es lo de afuera". El sentimiento de pertenencia opera de forma sutil mientras que el de oposición funciona de una forma mucho más activa y explícita: no solemos pensar conscientemente en cómo encajamos en los sitios, pero sí que se disparan nuestras alarmas mentales cuando no encajamos. Suele ser complicado definir cómo somos pero está clarísimo qué es lo que no somos. Ambos sentimientos funcionan a la vez en distintos grados según el momento y se complementan junto con los otros muchos elementos que sirven para construir la personalidad de cada uno.

Como ejemplo (bastante malo por cierto) suelo poner la nacionalidad. El ser español es una cosa en la que pienso, en promedio, unas cero veces al día. ¿Cuándo se me activa la conciencia de ser español? Únicamente cuando estoy en el extranjero, rodeado de zulúes, o cuando me da por seguir un partido internacional de la selección española de fútbol. Es decir: cuando hay oposición. Oposición no quiere decir necesariamente antagonismo, ojo: simplemente el tomar conciencia de ser distinto de lo que tienes al lado (una roca, un lago, un ganso, un señor que habla en un idioma que desconoces, etc).

Pues bien, para un heterosexual la orientación sexual juega en el campo del sentimiento de pertenencia, mientras que en mi caso siempre ha jugado, sobre todo en la época de mi adolescencia, en el campo del sentimiento de oposición.

La heterosexualidad es lo normal, en el sentido estadístico de la palabra. Se podría decir que flota en el ambiente. Un heterosexual no piensa de forma consciente cada día en qué consiste eso de ser hetero, salvo tal vez puntualmente durante la fase de dudarlo todo en la adolescencia. Y a pesar de la penosa carencia en materia de educación sexual en las escuelas, a los chavales heterosexuales no les faltan referencias para saber de qué va el tema. De acuerdo, la adolescencia es una época horripilante para todos, pero al menos los jóvenes heterosexuales se pueden permitir el lujo de sentirse desgraciados en compañía y de dedicar sus esfuerzos a rebelarse contra sus padres, profesores y la sociedad en su conjunto. Yo, como quinceañero homosexual, me sentía más solo que la una y el motivo de mi diferencia y de mi exclusión era mi orientación sexual.

Mi orientación sexual forma, por oposición a la norma, parte definitoria y activa de la construcción de mi personalidad.

Eso tiene una consecuencia directa: ya que los sentimientos de oposición actúan en el terreno del pensamiento consciente, y que uno de mis mayores motivos para tener sentimientos de oposición es mi orientación sexual, durante muchos años he pensado mucho en la orientación sexual. Y, por tanto, en sexo. No tanto en el acto en sí, sino en qué significa para mí.

El sexo tiene ha tenido más peso de lo habitual en otra gente a la hora de determinar cómo se ha formado mi identidad.

A la dimensión meramente hormonal del sexo en mi caso se le añade una dimensión psicológica extra. Si el hombre medio piensa en sexo una vez cada seis segundos, yo lo hago cada cuatro, no porque esté más salido sino porque soy más consciente de mi particularidad sexual. Es ese tipo de conciencia que en inglés se dice "awareness" y que en nomenclatura budista recibe también los nombres de atención y vigilancia.


Tercero. Hasta hora he hablado del sentimiento de oposición intentando dejar claro que eso no significa necesariamente antagonismo. A la coctelera psicológica hay que añadirle un ingrediente más todavía si empezamos a hablar de cosas tales como "minoría", "exclusión", "represión" y "discriminación".

Mi compañero y sin embargo amigo P dice que los gays somos unos exagerados y que vivimos en un mundo estupendo en el que no existe ningún tipo de problema relacionado con ser homosexual (ni tampoco con ser mujer, ni con ser negro, dicho sea de paso). Lo cierto es que tiene buena parte de razón y en la España de hoy realmente se puede vivir estupendamente y con la cabeza bien alta siendo maricón. Pero no del todo. P no percibe ningún problema porque a) él no es homosexual -y por lo tanto jamás se ha puesto en serio en el lugar de uno- y b) él es un liberal de la vieja y noble guardia, en el buen sentido filosófico de la palabra (nada que ver con Esperanza), y no discrimina a nadie (salvo a las personas que visten calcetines blancos fuera del campo de deporte). Pero el caso es que, P aparte, sí que existe homofobia, sí que existe marginación y sí que existe represión, en ciertos lugares más que en otros. No voy a ponerme a contar batallitas porque no quiero hacer aún más larga esta entrada de lo que ya es.

Sean cuales sean la homofobia y el nivel de represión objetivos, muchos gays perciben un entorno hostil. Ese es el motivo por el cual para muchos continúa siendo difícil salir del armario en la familia y en el trabajo. Sentirse en un entorno hostil multiplica por cien el sentimiento de oposición del que hablábamos y eso contribuye decisivamente al nacimiento de movimientos identitarios tan fuertes y radicales como los grupos sindicales del siglo XIX, el feminismo, las bandas urbanas, los movimientos de liberación negra de los años 60 en Estados Unidos y, sí, la "mafia rosa".

A mí me costó horrores y años salir del armario. Luego la cosa resultó no ser para tanto, pero hasta que no estuve bien fuera pasaron lustros de conflictos conmigo mismo, con mis antiguas creencias religiosas, con mi entorno de provincias, con el ambiente en el que me educaron. Lo pasé mal. Y de nuevo todo por el sexo.

La procesión va por dentro. Reconozco que como mínimo tres cuartas partes de la represión que me ha tocado vivir ha venido ejercida desde dentro y por mí mismo. Cosas de ese ente de ficción que los psicoanalistas llaman el super-ego. Mientras mis compañeros de instituto pasaban los recreos fumando a escondidas, hablando de tetas y mirándoles el culo a las mozas segovianas, yo pensaba que iba a ir de cabeza al infierno.

Llegó un día, pasados muchos esfuerzos interiores, en el que por fin me atreví a volver la vista por la calle para mirarle el trasero a un chulazo que pasaba.

Fue liberador.

Y, claro que en menor medida, lo sigue siendo aún hoy.

Después de todo aquello, sigue dejándome una agradable sensación de libertad e incluso de triunfo personal cada vez que expreso mi sexualidad, ya sea practicándola o simplemente hablando de ella y poniendo fotos por aquí. Lo que para muchos es pura frivolidad para mí es una conquista.

Resumiendo, estos tres puntos anteriores se condensan en esto. No me corto a la hora de tener un blog que en ocasiones es guarrete porque:
  1. Me gusta así
  2. Es un aspecto importante de mi vida
  3. He trabajado mucho sobre mí mismo para poder permitírmelo
¿Queda claro?




16 comentarios:

Thiago dijo...

jaj, y todo esto lo has pensado tu solito? cuánto tiempo te ha llevado este post? ¿Crees en serio que da tiempo a mirar todos los enlaces sorpresas? y mira que me gustan tus sorpresas, jaaja

Bueno, nuse, yo creo que poco se puede añadri, pq tu lo has dicho muy bien y muy seriamente. No se si tu amigo P. se quedará satisfecho pero yo me he quedado mas que satisfecho con las fotos de los chulazos...

La verdad es que es un reproche injusto pq todos los seres humanos pensamos en el sexo, e Internet está lleno de blogs de fotos gays y de tias en bolas. De hecho la palabra mas buscada en Google es SEXO, así, sin mas y es una de las indurstrias que mas dinero mueve. Solo que los gays, además, lo practicamos un poco mas libremente, creo yo, que tp lo se, pq no vivo la sexualidad hetero. Me parece que es casi mas facil encontrar otro fay pa un polvete que una tia, pere no estoy seguro.

Y desde luego, si que salir del armario no es tan facil, cuando vives con tu familia, un padre militar, 3 hermanos heteros, una urbanizacion con una pandilla que la ves todo el dia, solo al salir de casa... y no digamos nada en un pueblo pequeño...

Pa mi, la verdad, lo que mas me ata al blgo y me hace dedicarle tiempo y sacarlo de otras cosas es precisamente la sensacion de expresarme libremente y ver ahi fotos de tios en bolas que no puedo llevar en, digamos, la cartera, jajaja

Además, coño, ¡si hubiera alguna otra cosa mejor que el sexo, ya se sabría! jajaaj

Bezos.

Sufur dijo...

Si, si, si... yo mismo con mi mecanismo.

Y pese a todo también te digo que disfruto más con la comida que con el sexo. Es un placer que practico más veces al día...

Nils dijo...

Esto... son unas ideas bocetadas las de la entrada de hoy, no? jejeje qué largo! pero qué interesante al mismo tiempo. Me ha encantado y sí es cierto que me he sentido identificado en parte (no en todo, claro, pero no hay dos gays iguales). De todos modos, nunca está de más plantar cara a las generalizaciones de heteros que, aunque con buen corazón, están ciegos con respecto a la realidad de los homosexuales, y mira que para ellos tampoco es todo tan sencillo.

No quería dejar de decir una cosa: La lengua del modelo de Colt es hipnotizante. Hacía mucho que no me obligaba a pararme en una foto tanto tiempo, observando cada detalle... bufff qué buena y qué caliente!

Sufur dijo...

¿Seguro que es en la lengua en lo que te has fijado, Nils? ;-)

gaysinley dijo...

Mi querido Sufur, me ha fascinado tanto tu post, que te he escrito un megacomentario en el mío... me he emocionao!

Chapó por tí, nene. Un besazo

Anónimo dijo...

qué te puedo decir yo de tener un blog guarrete!!!

Chivy dijo...

Felicidades por el escrito, ¡chapó!
Me he sentido muy identificado, que bien redactado... felicidades!

Peritoni dijo...

Ay nene, cuantas explicaciones!, no tenías por qué, pero bueno: aceptamos pollaaaa como animal de compañiaaa...

P.D. pásale a tu amigo P, los links a tantas y tantas páginas quen nos definen como enfermos y tratan de curarnos...puaj!

kappyqueens dijo...

Pocas palabras se pueden añadir al mejor post que leo en este año y medio de bloguero.
Mis felicitaciones emocionadas.
Es un post para recomendar y de obligada lectura.

Besos.

Nils dijo...

Te prometo que sí! por eso me llamó la atención jajajaja

Sufur dijo...

¡Gracias más que nunca a todos por los comentarios! Muchos besos

Anónimo dijo...

Debes de tener loco a Google hoy.

BIRA dijo...

plas, plas, plas, podrías no haber explicado nada o podrías haberlo hecho con el último párrafo en el que van las razones enumeradas, pero te ha quedado un post fantástico y coherente de principio a fin.

Nadie sabe los motivos que mueven a los demás a actuar, pensar y vivir como lo hacen. A veces ni siquiera sabemos nosotros mismos porqué hacemos ciertas cosas. Lo tuyo ha sido una radiografía en toda regla. Supongo que P. no volverá a hacer ningún comentario al respecto :)

Sufur dijo...

Qué va, si no me importa que P haga este tipo de comentarios. Una de las cosas que más valoro en él es su franqueza :-) En el fondo, no ha sido más que un pretexto para sacar a la luz unas reflexiones que tenía en mente desde hace tiempo. Y para poner fotos de tío en bolas, claro, jeje

Unknown dijo...

hace casi un año que escribiste esto pero yo lo acabo de descubrir

felicidades

la explicacion del sentimiento de oposicion me ha parecido sencillamente MAGNIFICO. mas claro no se puede explicar

gracias por explicarlo asi de claro. te lo copio para mis futuros debates, eh?

BS!

Anónimo dijo...

Sigue siendo fantástico pese al paso del tiempo

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